De la noche a la mañana las familias, las empresas y los gobiernos comenzaron a incorporar prácticas de limpieza e higiene que antes no habían considerado. Debido a esto, el uso de desinfectantes, sanitizantes y antisépticos duplicó su tasa de crecimiento esperado anual en el mundo. Pero, ¿qué impactos generará?, ¿estamos aprovechando estos productos de una forma adecuada?
Todo comenzó en China
Después de declarada la pandemia por la Organización Mundial de la Salud, aumentó la búsqueda para disminuir contagios por el virus del SARS-CoV-2. Mientras el tiempo avanzaba, se incrementó el miedo a contagiarse. La información al inicio era escaza y era muy difícil discernir entre información confiable y la que no lo era.
Una de las primeras medidas implementadas involucró el uso de productos para eliminar el virus en superficies y en nuestras manos, ya que una de las primeras formas de contagio comunicadas fue por medio del contacto con superficies contaminadas. Entonces, gran cantidad de productos, servicios y métodos de aplicación se crearon, ofrecieron y utilizaron.
Sin embargo, ¿estos productos eran buenos para eliminar el virus?, ¿sabíamos cómo utilizar correctamente estos productos, qué hacer y qué no hacer?, ¿podíamos comprobar la efectividad de los mismos?, ¿teníamos la información necesaria y al alcance para tomar buenas decisiones? Para muchas personas la respuesta era y sigue siendo NO.
Hablemos claro
Uno de los principales problemas de usar estos productos es que muchas veces no sabemos qué son y cómo usarlos. Aunque no es algo complicado de asimilar, es complejo reunir la información adecuada y analizarla de forma sencilla.
Desde lo más básico como saber la diferencia entre la limpieza, sanitización, desinfección y antisepsia; hasta información más compleja como la efectividad, métodos de aplicación, ingredientes activos, microorganismos, implicaciones secundarias (pero muy importantes), etc.
Hace falta mucha educación, actualización y concientización sobre este tema, muchas personas usan estos productos influenciados por aprendizajes que se han dado en la familia de generación en generación. Desafortunadamente, muchos de estos conocimientos no son adecuados.
Es cuestión de salud
El uso de productos desinfectantes y antisépticos se amplió durante la pandemia para disminuir contagios por Covid-19 (aunque ahora ya sabemos que el contagio por superficies es de bajo riesgo), el objetivo siempre ha sido y será cuidar la salud.
Entonces, si el objetivo es cuidar la salud, ¿vale la pena revisar cuál es la repercusión del uso inadecuado de desinfectantes en nuestra salud? Muchas personas han olvidado este tema tan importante.
Según una encuesta realizada por el Centro de Control de Infecciones en USA
Según una encuesta realizada por el Centro de Control de Infecciones en USA en 2020, 60% de los hogares aumentaron la limpieza o desinfección en sus casas, desafortunadamente se encontró que “los participantes tenían conocimientos limitados sobre la preparación segura de soluciones de limpieza y desinfectantes.”
“39% de los encuestados han realizado al menos alguna práctica de alto riesgo al usar desinfectantes.”
CDC USA
Según la Agencia de Protección Ambiental (EPA), algunos los químicos regulados por la misma (comúnmente usados para desinfectar) pueden tener los siguientes efectos: causar o detonar el asma; causar cáncer; irritar o quemar químicamente pulmones o piel; interferir en el funcionamiento del hígado y otros órganos; afectar tu sistema reproductivo entre otras enfermedades.
Adicional al producto, muchos procesos de aplicación se usaron de forma incorrecta, el uso de malas prácticas incluyendo en proveedores, abundaron.
Esto generó mucho riesgo adicional a la salud, entre algunas prácticas comunes que pueden causar mucho riesgo se encuentran: el uso de túneles para desinfectar personas, la dispersión constante de productos químicos por medio de humidificadores o difusores de aroma, la aplicación de productos químicos con calor (cuando no han sido fabricados correctamente para esto), la mezcla de productos químicos, entre otras.
¿Qué ocurre con el medio ambiente y los animales?
Otro impacto realmente importante que no hemos considerado es la afectación del uso inadecuado de estos productos y métodos de aplicación en los animales y medio ambiente.
¿Debería preocuparnos? Por supuesto que sí, mientras más alteremos nuestro ecosistema y sus seres vivos más daño nos estaremos haciendo, el mundo es nuestro hogar y hay que habitarlo responsablemente.
Uno de los productos más comercializados como desinfectante/sanitizante en la pandemia fueron los derivados de compuestos cuaternarios de amonio (QAC). Según la ACS (American Chemical Society),
“Es importante evaluar los posibles impactos ambientales y de ingeniería del uso elevado de QAC, que puede incluir: La interrupción de las operaciones de la unidad de tratamiento de aguas residuales; la proliferación de resistencia a los antibióticos; la formación de subproductos de desinfección de nitrosamina (muy tóxicos); los impactos sobre la biota en aguas superficiales.”
ACS
Entonces, ¿qué hacemos?
Los desinfectantes son una herramienta para la prevención de contagio de varias enfermedades, es importante usarlos, sin embargo, se requiere educación, concientización y uso responsable de estos productos y tecnologías ya que de no hacerlo, estaremos generando más daño que el bien que intentamos obtener.
Te recomiendo tomar la capacitación que abrimos sin costo para todas las personas que tienen relación con el uso de desinfectantes, en empresas, instituciones, escuelas e incluso en el hogar.
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